viernes, 30 de octubre de 2015

No sé si sé a-mar.

Me ha crecido una duda en el pecho, tengo que decirlo, y ha crecido hasta doler.
Ya no es que te eche de menos, ni la burbuja que crece en mi estómago cuando pienso que puedes venir, aquí, a estar conmigo, es que tampoco me sirve deshacerme con otros si no es contigo y mira, no entiendo muy bien lo que me pasa.
Para ser sincera he crecido de mil maneras y en 6 meses de tonterías se me ha metido una grande en la cabeza.
La he cagado muchas veces.
Tanto, tanto, tanto.
No sé.
Me ha crecido una duda en el pecho, una burbuja en el estómago y un ya no sé que hacer "sintigo".

miércoles, 9 de septiembre de 2015

De tanto echar de menos me hago polvo.

Te echo de menos, como explicas si no las ausencias en mi cama, la detallada vida que ya no me encuentro cada mañana al despertarme y que lleve puesta tu ropa que todavía huele a ti porque me da miedo que se me escapen los pocos recuerdos buenos que te guardo, no porque fueras un cabrón, solo es que necesito maltratarte para olvidarte.
Y sí, soy una estúpida, alguien como yo jamás debería fijarse en alguien como tú, que me gusta el drama, saltarte en la espalda desde la cama y que me tires contra ella como solo tu bien sabes hacerlo, y no sé si es que el sexo contigo es adictivo o es que soy tan idiota como para quererte aún a sabiendas de que no vas a venir.
Empezar fue un error tan grande como continuar, tirar de la manta y de un nosotros que siempre fue más tuyo conmigo pero con el que al final me quedé yo porque, supongo, soy bastante idiota.
Y ni siquiera sé que hago escribiéndote algo, como si a ti te importara en los más mínimo que he vuelto a llamar a mis fantasmas para sentirme un poco menos sola a la hora de dormir, que doy mil vueltas por que noto tu ausencia en el lado derecho de la cama, justo entre yo y la puerta para que ahuyentes mis miedos, y venga, los dos sabemos que los hemos alimentado hasta doler.
No voy a echarte la culpa, si yo soy más culpable que tú, sólo yo podía tirarme de cabeza contra la pared. Decidí que no iba a importar el dolor si llegaba a quererte, pero si, importa, importa mucho.

Si fueras medio normal… (probablemente no me gustarías)

lunes, 24 de agosto de 2015

(des)pedidas.

He pedido la cuenta al almacén de fuerzas, me han dicho que les debo un corazón y no sé cuantos besos de ausencias, he huido en lágrimas inmortales y me he callado para decirte que me duele a ratos.
Reconozco haberme perdido, haberme tirado de cabeza y no saber frenarme, nunca me gustaron los frenos, ni los finales autodefinidos.
Me has callado tantos miedos que no tengo claro como calmarlos sin ti, he deducido mis tristezas a mis ganas de seguir y me he reestructurado en una realidad paralela que no va a poder ser, por ti, y entiendo, la fecha de caducidad se puso en nuestras cabezas desde el primer momento, entiendo, pero me cuesta aceptar.
Venía aquí a hablarle a mis fantasmas: "Ya podéis venir, dormir conmigo, esta noche os dejo asustarme desde la esquina de la cama, o desde dentro, que importa cuando ya no importa nada?"
En fin.
Si me voy es por que me tenía que ir.

viernes, 15 de mayo de 2015

De encontrar el vuelo al ahora.

Soledad por decisión
o
por
vocación
en cualquier caso
seguir callados.

He perdido la cuenta de las vueltas que doy cada noche antes de conseguir dormirme, me he callado a destiempo la mitad de las veces y he logrado resumir mi vida en bucles de mierda que me atropellan los silencios.

Eres el ojo del huracán, me llenas de calma siempre que me rompes.

Sabes que sólo puedes cambiar cuando entiendes que ya no tienes nada y lo único que queda es escalar.

El centro del terremoto está en mi, lo supe desde el momento en que tus ojos ya no me miraban así.

Supongo que la culpa siempre ha sido mía.

Siempre, siempre.

Y por eso caí,

para decirte

desde aquí

que,

lo siento,

"no supe querer de otra forma".

jueves, 9 de abril de 2015

Se me (des)hace.

He roto aguas, por los ojos digo, me he colapsado en secretos, en silencios y en vacíos, y he jugado y juzgado a no verte si no me abrazabas.
Y ha funcionado, me he repartido caos y desorden para no encontrarme a mi misma, y me he perdido.
Las distancias que nos acogen y acojonan marcan cada paso en nuestra vida.
Me he cerrado en banda tan rápido como me abría y he desesperado de incertidumbres en la cumbre de mi cama, vacía.
No quiero repartir sin sentidos en esta vida, me he jurado tener palabras y fotografías ahora que nadie me dice si lo hago o me lo hacen.
He prohibido sin vivirme a mi misma y me he callado en abismos por los que debería haber saltado.
Me he fallado, tantas veces como tu, o quizás más.
He reproducido mis pesadillas cada noche antes de dormir y aparecías cual gusano en mi tarta de cumpleaños.
Me voy a pelear con la almohada, he decidido ser más fuerte que yo, ser mar y arena, ser playa desierta en pleno verano, aún sin lluvia.
Y no ser sol, porque no puedo.
Voy a desvanecerme, como cuando te miraba a los ojos y ya no estaba, como los besos que se roban a los conocidos que ya no conoces.
Me he perdido y es cierto, no estoy tan mal sin mi.
He decidido no decidir, he decidido ser sin ser.
He decidido sin decir.
Las palabras todavía me molestan entre toda la mierda que no te he dicho y pienso, entre toda la locura que encuentro, entre el desorden de mi calma sin calmar.
El epicentro del terremoto está por llegar y son mis gotas de sudor en tu pecho.
Recuerdo que "nunca es tarde para callar" y grito, porque no sé hablar de otra forma.
He recuperado la estabilidad que nunca tuve, 
Me he mentido para hacerlo.
Esto no es un "hola, bienvenido" esto siempre ha sido un "hasta luego, amigo".

domingo, 15 de marzo de 2015

Esto (no) es una declaración de intenciones.

Me voy a molestar en decirte que esta noche no te marches, que entre lo absurdo, las bromas y los nervios, te echo de menos.
He jugado a la irresponsabilidad con mi errores y me he repartido suerte ahora que ya no te arropas en mi cama, he decidido no quererte y crear distancia, y he confundido tu calor con la estufa que enciendo una hora antes de irme a dormir.
Pero no me equivoco cuando digo que se ha acabado, que ya no veo nada en tus ojos, sólo el miedo inequívoco de que se acerca el final.
Y sé que ya no estamos ahí cuando nos abrazamos con la pasión desmedida de quien sabe que lo ha perdido todo y sólo le queda un último spring para salir con dignidad.
Y ni eso.
Ya no tenemos remedio.
Y quizás sean estas ganas de que no me quieras menos, de no quedarme sola, o de un abrazo prudente, pero te echo de menos.
Puede que esto de jugar durante meses a los despropósitos con mi mirada me haya salido caro, pero también creo que esas ganas tuyas de atarme te matan, no te confundas, aprecio el duelo de miradas, la lucha por sobrevivir y los egos que flotan entre ambos, pero quizás no sea yo la persona que aguante tu forma de querer.
Supongo que me has engañado bien tanto tiempo que ahora me cuesta no reconocerte en cualquier brazo, pero no tengo más que decir que que te he pillado, cariño, y ya no hay nada que pueda hacer para olvidarme de eso.
A estas alturas sólo me queda reconocerte que he visto mis errores tan tuyos que se me acabó la cuerda floja, ahora sólo corro, para no recorrerte, para enfrentarme, supongo, y también, creo, que para no quedarme sin aliento en tus brazos, ahora que puedo hacerlo sola.
Esto es una despedida, aunque ya hace tiempo que me he ido, esto es un final, el último aliento, mi despropósito y tu despojo, esto es una declaración de intenciones, no es un hasta luego, ni un "de momento vete", lo siento, puede que metiera la pata hasta el fondo, como siempre, pero tu pusiste las cartas sobre la mesa, y era muy pronto, todavía.