jueves, 22 de junio de 2017

Tenía algo que decir.

Este ruido está repleto de silencios, lo digo yo, que a veces, aunque no lo creas, puedo escucharte.
Verás, son las 6 y media de la tarde y mañana tengo un examen, no es que no sea importante, cariño, es que necesitaba contar que a este agobio de chistes vacíos le falta algo, y creo que es tu risa.
Me da la impresión de que todo este tiempo me he escrito a mi misma, para tratar de encontrarme el sentido y mira, no lo entiendo, ni lo encuentro.
A todos los bares abiertos, todavía, les dedico mis ojeras futuras, porque puede que a veces encuentre en una cerveza el consuelo de unos brazos.
Hay algo que debes saber, me pongo Sigur Ros para escribir, no leo lo que escribo así que disculpa la incoherencia y a veces creo que soy mucho menos de lo que soy, pero es mi historia; no siempre estoy triste, lo prometo, pero cuando estoy contenta no lo escribo, porque no me sale dibujar sonrisas con palabras y soy demasiado dramática para ponerle un punto de alegría a este blog que escribo como un diario para, como ya dije, buscarme a mi misma.
Así que bueno, me lío con facilidad, me cuesta concentrarme, tengo momentos de bajón seguidos de momentos altos en lo que parece ser una montaña rusa de sentimientos que intento controlar, me cuesta tomarme solo una cerveza (como dijo Escandar, me cuesta menos tomar 20 cervezas que una sola), y tiendo a dormirme a la hora a la que debería despertarme porque me gusta el sonido de la noche, las risas de los amigos, el chinchin de los botellines con las copas, no sé; a veces creo que temo a la oscuridad.
Pero bueno, solo quería decir que no soy, y con eso creo que me conformo.

lunes, 19 de junio de 2017

#NiUnaMenos

La sangre que ardía con las brujas que quemasteis todavía arde en nuestras venas, y late. Somos las nietas de las que quedaron con vida y hemos venido a seguir luchando.
Somos la que tiene miedo a salir de casa sola, pero también la que tiene miedo a entrar, la que sufre su agonía en silencio y la que se atreve a plantar cara, somos la “nena”, la “guapa”, la “zorra”, la “puta”, a la que no le gustan tus piropos de mierda, somos la que cierra el portal aliviada, y a la que mataron en la entrada de su edificio, somos cada mujer violada, cada mujer asesinada, cada víctima de un sistema que no nos quiere fuertes, que no nos quiere vivas.
Somos la innegable lucha de todas las que murieron por dejarnos un legado mejor, y de todas las que asesinan, si, asesinan, porque no se mueren solas.
Pero también somos el niño al que no le dejan jugar con una Barbie, el “marica”, el que no se atreve a llorar delante de nadie, somos el hombre al que le dicen “como dejas que tu mujer te haga eso”, y somos, por supuesto, las mujeres a las que dan la custodia de sus hijos porque asumen que nuestro coño y nuestro pecho, por gracia divina, nos dota de mayor capacidad.
Somos cada ley que nos maltrata, cada paso que nos impiden dar, cada número que ellos anotan en sus estadísticas, pero somos personas, y tenemos nombre, y apellidos; somos cada puñetazo, cada patada, cada insulto, cada puñalada, somos todas, y somos juntas, somos, repito, la sangre que aún arde, las nietas de las brujas, la lucha ante vuestra impasividad. 

En pleno siglo XXI y todavía.

Ni una menos, ni una más.

sábado, 17 de junio de 2017

Baila.

Tengo un sueño en el que te echo de menos y tú bailas.
No se me ocurre nada mejor que tu risa, pero quizás a esos dientes le faltan realidad.
¿A cuántas despedidas estamos de que lo entiendas? No tengo claro cuál es el momento de cogerte de la mano, fuerte, y decirte “hasta aquí, cariño, vente conmigo, deja tus miedos, olvidemos los fantasmas, esta carga ya no es tuya”.
Vamos.
Así que, eso, tengo un sueño en el que te echo de menos porque bailas, porque sonríes, y es sincera, la felicidad digo, y me contagia, pero luego me despierto y solo veo tu sonrisa cansada, tu risa llena de lágrimas y tu aguante; y yo solo quiero cogerte fuerte la mano y llevarte a la playa.
¿Ves lo grande que es el mar? Joder, está lleno de tus lágrimas contenidas, y apenas puedo creerme que hayamos llegado hasta aquí, tan vivas.
Tú no eres feliz, te dije un día, y sonríes igual porque siempre, joder siempre, has afrontado todo con buena cara, pero es mentira, como sus promesas, y tú lo sabes, ¿verdad? Por eso tu risa es falsa y por eso tus ojos hablan así.
En fin, solo quería decirte eso, que tuve un sueño en el que sonreías, y era verdad, y nos inundabas a todos, y ahí yo encontraba el hogar.

jueves, 15 de junio de 2017

No.


Habláis de las pesadillas que os despiertan pero no contáis las que os mantienen en vilo, en el límite imposible entre el sueño que es y la realidad que se reproduce dentro de tus ojos. En ella estás tú, gritando, llamando a los fantasmas de antes de dormir, abriendo el armario para que salga el monstruo.
No puedo querer a alguien que no se quiso dejar querer, lo siento, y no, en realidad, esta mierda es toda tuya, puedes pasar a buscarla cuando te apetezca, no me pertenece; la sonrisa es mía, la aprendí de ella, esa no puedes quedártela.
Mi primer recuerdo de ti eres tú, gritando, llamando a los fantasmas de antes de dormir, abriendo el armario para que salga el monstruo.

lunes, 12 de junio de 2017

Esto son mis mañanas, supongo.

A este juego del ratón y el gato le falta, quizás, ese aquí te pillo, aquí te mato, ese yo que sé, ese intento de nada que acaba siendo un todo, y un desafío, de esos que cuelgan de la mirada y saltan en tus pestañas.
Nunca se me dio muy bien eso de jugar a correr, porque tiendo a caerme, y aún así lo hago,  correr, y me caigo, claro, quizás esas heridas sí son de guerra, pero de la mía, o quizás es solo tontería, el imaginario de una nada vacía, el recuerdo sin vacunar, el olvido.
La única sonrisa que siempre me hizo falta es la de mi madre, para creer, para crecer, para saber, y a veces ni con esas, mira, no sé que iba a decir, para variar, me he quedado sin voz a mitad de camino, creo que las noches empiezan a ser muy oscuras, pero más cortas, debería dejarme de tanta mierda y salir de la cuerda floja., quizás.
A este desquicio de bares aún le faltan unas cuantas cervezas.

martes, 6 de junio de 2017

Tus puntos suspensivos.

Supongo que este cúmulo de errores aún le falta el fallo del jurado.
La posición y el encuadre del plano fueron claros, la mirada arriba, la sonrisa tensa y un yo que sé de deje.
A estas manías, también le faltan unas vueltas.
No nos gustan las rutinas, pero nos encanta que el camarero sirva sin preguntar, no nos gusta hablar de... tener que... ir a... pero hablamos, tenemos y vamos, porque somos tan imbéciles que nos creemos nuestras propias mentiras.
Mira, yo no tengo muy claro como jugar a esto, nunca lo tuve, y a decir verdad a todos estos pasatiempos le faltan tus medidas.
Un cigarro más y lo dejo, hasta mañana.

domingo, 4 de junio de 2017

La resaca puede ser dura, ¿no?

No puedo escribir del todo si no me sangra, no puedo explicarlo si no lo siento y si no tengo el papel y boli que me ayuden a mentirte y a mentirme a mi, pero en el fondo ni con esas, y sí sangra.
Creo que no me estoy  explicando, para variar, pero me he puesto a Silvio, cantando ojalá, y ojalá, pero no.
Lo dije un día y me repito, me he perdido, pero a diferencia, no sé a dónde he ido sin mi, no sé dónde estoy y no sé si me encuentro, tampoco tengo claro si quiero.
Pero estoy bien, como siempre, me repito a mi misma y funciona, claro, porque no iba a hacerlo, mientras mis miedos se columpian en mi cara, mis manos tiemblan y mi yo interior se reconoce en el exterior de una que ya no soy yo.
Termino y terminó con algo que dijo Carlos Salem:
"Tenía razón el griego aquél que dijo
que no vuelves a cruzar el mismo río
sólo olvidó decir
que el agua nunca cambia
eres tú quién no vuelve
a ser el mismo."