martes, 12 de diciembre de 2017

Esto solo es un montón de mierda concentrada, lo siento.

Yo que siempre pude ver tus fantasmas he perdido el tiempo buscando un hogar sin su sonrisa, menuda tontería diréis. Os prometo, antes de empezar, que esto no es un poema de amor, porque a mi el romanticismo se me queda grande y lo siento, no he encontrado más musa que mi madre, y su sonrisa, por supuesto.

Hace tiempo que no me siento de ninguna parte, que casa y hogar se confundieron de camino, o yo me confundí de ambos lugares e hice una mezcla con la inexistencia de mis no futuros. A veces me creo de piedra, de hielo y fuego a la vez, prometo serlo la mayor parte del tiempo, pero también me derrumbo cuando no encuentro paz en mis silencios, y me agota.

He pasado de la tranquilidad de no tener a tener y perder la calma, supongo que el "perderme a mi misma" con el que comencé a escribir empieza a encontrarse y la realidad no le gusta, o puede que simplemente sea una niñata que empieza a tener miedo, o a reconocer que lo tiene.

Así que he venido aquí, que es a donde vengo siempre, a soltar todo mi asco, a ser más narrativa y peor escritora que de costumbre y a desahogarme mientras escucho eddie vedder porque JODER, me gusta la banda sonora de "Into the wild".

Y mientras espero, nunca tengo muy claro el que, pero aquí estoy. En un frío que no me gusta y a algunos kilometros del mar, que es lo más cercano a un hogar que siento, como mío, todavía.

Supongo que en algún punto aprendí a sonreir, igual que aprendí a entrar en calor.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Modo peonza.

Tengo la cabeza llena de mierda, la consumo dando vueltas en modo peonza al rededor de los pensamientos que más daño me hacen, me reconstruyo entre batallas perdidas, me alimento de las lágrimas pasadas y me torturo con cómo y por qué hice o dejé de hacer.

Y no hay respuesta.

He sido el punto y final, pero también el aparte, y he puesto espacio en la reconstrucción y he roto la barrera sabiendo que quedaban, todavía , muchos monstruos que atormentarme debajo de la cama, asíque a veces me desespero y me uno a ellos, a ver si así podemos atormentarnos juntos.

No sé cómo, ni cuando, ni con quién desvestirme, pero he aprendido con quien vestirme, y eso, al menos, es algo, supongo.

A todos estos fracasos, los he llamado hogar, porque he aprendido a habitarlos sin asustarme a cada paso y eso es a lo que yo llamo vivir tranquila.


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PD: la foto de abajo es mia, porque también me dedico a hacer fotos cuando me aburro. Soy @ire_iglesias en instagram y podeis darme una visita.

domingo, 29 de octubre de 2017

De cuando el mar se hizo hogar y tu dejaste de ser casa.

Tiene los ojos tristes, ojeras largas, las veo desde aquí, la sonrisa cansada, igual que ella, porque últimamente la vida pesa, y la tierra siempre gira, y no para, y la vida, le importa poco, la de ella, pero camina y respira, quizás ya no tan erguida, pero tira, un pie tras otro, todavía.

No puedo cargar con el peso de tus ausencias si no quieres soltar el motor que ya no funciona, cuando me dejas en esta cuerda floja, todo lo que queda y todo lo que soy, son las lágrimas que no salieron hace años.

Se sube las gafas sin mucho cuidado, como si ahora mismo, clavárselas en la frente tampoco importara tanto y entre muchos males, tiene miedo, porque esa mente que puede ser tan fuerte, a veces se rompe en miles y estalla, por los aires, junto a cada cicatriz grabada a fuego, lento, como esa lección bien aprendida de sonreír, siempre, y para alante.

Vivías en un infierno al que llamabas hogar, y yo te creía porque respirabas, ahora he perdido la noción de casa, y creo que solo me arropa el mal, en serio. La brisa te echa fuera y este mar de mi pecho ya no encaja.

Así que tira, no puede más, pero tira, y el mundo gira, y duele, y tira; y el mundo grita, y gira, y duele, y tira, y ella lo mira, a la misma distancia a la que se mira a ella misma.

Y ella grita, gira, duele, y claro, tira.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Ya me doy yo la bienvenida.

Nos hemos hecho de caos y de decepciones, de casos aislados, de medias tintas, de inestabilidades y de miedos; y no voy a venir aquí a decir que la vida es maravillosa, que yo no tengo mierda, y que la estabilidad me viste y me desviste cada noche, por que no.
Pero me cansan las vueltas, el no saber cómo, ni cuándo, ni con quién, sobre todo contra quien, así que nada, he venido aquí, en mitad de este éxtasis de sentimientos, en medio de esta locura a la que quizás alguien quiera llamar asco, a decir que ya no sé, nada, y así, creo, me mantengo.

martes, 18 de julio de 2017

18 de Julio de 2017, no llueve, pero casi.

Tengo la ropa tendida y se aproxima un nubarrón.
Este verano mojado me está llenando de razones.
Ultimamente no soy capaz de escribir, tengo tantas cosas dentro que no me salen, que se amontonan un millar de palabras que bailan en mis manos pero carecen de sentido fuera, e incluso dentro de mi, tengo que reconocer que me he limitado, me he puesto un poco más seria, algo más fina y un tanto imbécil, también.
He decidido no jugarme las últimas cartas para luego no echarme las manos a la cabeza, aprender a callarme a ratos para calarte a ti, y ni eso funciona, ni las miradas, ni las manos.
En fin.
Nunca te eché de menos, creo que venía a decir eso.
Así que la indiferencia que vemos es la que hay, la sonrisa hipócrita la aprendí de ti y la palmadita en el hombro me la guardo como empuje para mi.
Total, es hora de irse a pasear. 

jueves, 22 de junio de 2017

Tenía algo que decir.

Este ruido está repleto de silencios, lo digo yo, que a veces, aunque no lo creas, puedo escucharte.
Verás, son las 6 y media de la tarde y mañana tengo un examen, no es que no sea importante, cariño, es que necesitaba contar que a este agobio de chistes vacíos le falta algo, y creo que es tu risa.
Me da la impresión de que todo este tiempo me he escrito a mi misma, para tratar de encontrarme el sentido y mira, no lo entiendo, ni lo encuentro.
A todos los bares abiertos, todavía, les dedico mis ojeras futuras, porque puede que a veces encuentre en una cerveza el consuelo de unos brazos.
Hay algo que debes saber, me pongo Sigur Ros para escribir, no leo lo que escribo así que disculpa la incoherencia y a veces creo que soy mucho menos de lo que soy, pero es mi historia; no siempre estoy triste, lo prometo, pero cuando estoy contenta no lo escribo, porque no me sale dibujar sonrisas con palabras y soy demasiado dramática para ponerle un punto de alegría a este blog que escribo como un diario para, como ya dije, buscarme a mi misma.
Así que bueno, me lío con facilidad, me cuesta concentrarme, tengo momentos de bajón seguidos de momentos altos en lo que parece ser una montaña rusa de sentimientos que intento controlar, me cuesta tomarme solo una cerveza (como dijo Escandar, me cuesta menos tomar 20 cervezas que una sola), y tiendo a dormirme a la hora a la que debería despertarme porque me gusta el sonido de la noche, las risas de los amigos, el chinchin de los botellines con las copas, no sé; a veces creo que temo a la oscuridad.
Pero bueno, solo quería decir que no soy, y con eso creo que me conformo.

lunes, 19 de junio de 2017

#NiUnaMenos

La sangre que ardía con las brujas que quemasteis todavía arde en nuestras venas, y late. Somos las nietas de las que quedaron con vida y hemos venido a seguir luchando.
Somos la que tiene miedo a salir de casa sola, pero también la que tiene miedo a entrar, la que sufre su agonía en silencio y la que se atreve a plantar cara, somos la “nena”, la “guapa”, la “zorra”, la “puta”, a la que no le gustan tus piropos de mierda, somos la que cierra el portal aliviada, y a la que mataron en la entrada de su edificio, somos cada mujer violada, cada mujer asesinada, cada víctima de un sistema que no nos quiere fuertes, que no nos quiere vivas.
Somos la innegable lucha de todas las que murieron por dejarnos un legado mejor, y de todas las que asesinan, si, asesinan, porque no se mueren solas.
Pero también somos el niño al que no le dejan jugar con una Barbie, el “marica”, el que no se atreve a llorar delante de nadie, somos el hombre al que le dicen “como dejas que tu mujer te haga eso”, y somos, por supuesto, las mujeres a las que dan la custodia de sus hijos porque asumen que nuestro coño y nuestro pecho, por gracia divina, nos dota de mayor capacidad.
Somos cada ley que nos maltrata, cada paso que nos impiden dar, cada número que ellos anotan en sus estadísticas, pero somos personas, y tenemos nombre, y apellidos; somos cada puñetazo, cada patada, cada insulto, cada puñalada, somos todas, y somos juntas, somos, repito, la sangre que aún arde, las nietas de las brujas, la lucha ante vuestra impasividad. 

En pleno siglo XXI y todavía.

Ni una menos, ni una más.

sábado, 17 de junio de 2017

Baila.

Tengo un sueño en el que te echo de menos y tú bailas.
No se me ocurre nada mejor que tu risa, pero quizás a esos dientes le faltan realidad.
¿A cuántas despedidas estamos de que lo entiendas? No tengo claro cuál es el momento de cogerte de la mano, fuerte, y decirte “hasta aquí, cariño, vente conmigo, deja tus miedos, olvidemos los fantasmas, esta carga ya no es tuya”.
Vamos.
Así que, eso, tengo un sueño en el que te echo de menos porque bailas, porque sonríes, y es sincera, la felicidad digo, y me contagia, pero luego me despierto y solo veo tu sonrisa cansada, tu risa llena de lágrimas y tu aguante; y yo solo quiero cogerte fuerte la mano y llevarte a la playa.
¿Ves lo grande que es el mar? Joder, está lleno de tus lágrimas contenidas, y apenas puedo creerme que hayamos llegado hasta aquí, tan vivas.
Tú no eres feliz, te dije un día, y sonríes igual porque siempre, joder siempre, has afrontado todo con buena cara, pero es mentira, como sus promesas, y tú lo sabes, ¿verdad? Por eso tu risa es falsa y por eso tus ojos hablan así.
En fin, solo quería decirte eso, que tuve un sueño en el que sonreías, y era verdad, y nos inundabas a todos, y ahí yo encontraba el hogar.

jueves, 15 de junio de 2017

No.


Habláis de las pesadillas que os despiertan pero no contáis las que os mantienen en vilo, en el límite imposible entre el sueño que es y la realidad que se reproduce dentro de tus ojos. En ella estás tú, gritando, llamando a los fantasmas de antes de dormir, abriendo el armario para que salga el monstruo.
No puedo querer a alguien que no se quiso dejar querer, lo siento, y no, en realidad, esta mierda es toda tuya, puedes pasar a buscarla cuando te apetezca, no me pertenece; la sonrisa es mía, la aprendí de ella, esa no puedes quedártela.
Mi primer recuerdo de ti eres tú, gritando, llamando a los fantasmas de antes de dormir, abriendo el armario para que salga el monstruo.

lunes, 12 de junio de 2017

Esto son mis mañanas, supongo.

A este juego del ratón y el gato le falta, quizás, ese aquí te pillo, aquí te mato, ese yo que sé, ese intento de nada que acaba siendo un todo, y un desafío, de esos que cuelgan de la mirada y saltan en tus pestañas.
Nunca se me dio muy bien eso de jugar a correr, porque tiendo a caerme, y aún así lo hago,  correr, y me caigo, claro, quizás esas heridas sí son de guerra, pero de la mía, o quizás es solo tontería, el imaginario de una nada vacía, el recuerdo sin vacunar, el olvido.
La única sonrisa que siempre me hizo falta es la de mi madre, para creer, para crecer, para saber, y a veces ni con esas, mira, no sé que iba a decir, para variar, me he quedado sin voz a mitad de camino, creo que las noches empiezan a ser muy oscuras, pero más cortas, debería dejarme de tanta mierda y salir de la cuerda floja., quizás.
A este desquicio de bares aún le faltan unas cuantas cervezas.

martes, 6 de junio de 2017

Tus puntos suspensivos.

Supongo que este cúmulo de errores aún le falta el fallo del jurado.
La posición y el encuadre del plano fueron claros, la mirada arriba, la sonrisa tensa y un yo que sé de deje.
A estas manías, también le faltan unas vueltas.
No nos gustan las rutinas, pero nos encanta que el camarero sirva sin preguntar, no nos gusta hablar de... tener que... ir a... pero hablamos, tenemos y vamos, porque somos tan imbéciles que nos creemos nuestras propias mentiras.
Mira, yo no tengo muy claro como jugar a esto, nunca lo tuve, y a decir verdad a todos estos pasatiempos le faltan tus medidas.
Un cigarro más y lo dejo, hasta mañana.

domingo, 4 de junio de 2017

La resaca puede ser dura, ¿no?

No puedo escribir del todo si no me sangra, no puedo explicarlo si no lo siento y si no tengo el papel y boli que me ayuden a mentirte y a mentirme a mi, pero en el fondo ni con esas, y sí sangra.
Creo que no me estoy  explicando, para variar, pero me he puesto a Silvio, cantando ojalá, y ojalá, pero no.
Lo dije un día y me repito, me he perdido, pero a diferencia, no sé a dónde he ido sin mi, no sé dónde estoy y no sé si me encuentro, tampoco tengo claro si quiero.
Pero estoy bien, como siempre, me repito a mi misma y funciona, claro, porque no iba a hacerlo, mientras mis miedos se columpian en mi cara, mis manos tiemblan y mi yo interior se reconoce en el exterior de una que ya no soy yo.
Termino y terminó con algo que dijo Carlos Salem:
"Tenía razón el griego aquél que dijo
que no vuelves a cruzar el mismo río
sólo olvidó decir
que el agua nunca cambia
eres tú quién no vuelve
a ser el mismo."

viernes, 19 de mayo de 2017

Esta cita es con mi ausencia.

Tengo que reconocer que no sé mantenerme, que me cuesta limitarme, autoconfesarme, deshacerme, y no desgastarme.
Honestamente no sé lo que quiero, me he dudado tantas veces que hasta mis propios fantasmas escapan de mi, que puede que tenga tantos miedos porque yo les doy de comer y yo que sabré sobre teorías frías de noches ausentes y toda esa mierda que ya no se nos escurre cuando (no) nos vemos.
Yo que sé ya, podríamos vivir en la cuerda floja lo que nos quede de vida. 

miércoles, 17 de mayo de 2017

He llegado aquí.

Esta mierda de pseudopoeta aún no me desangra, no ha llegado al fondo, a lo profundo, no ha atravesado el dolor, esta estaca de hielo no me ha llenado de horrores los sueños, no me ha confundido con otras, no me ha doblado el alcohol, multiplicado las penas, ni me ha roto en dos, todavía.
Me pregunto si la coraza de desastres a mis espaldas es tan potente con todo lo que le venga o solo tiene una intuición jodida de mares perdidos.
Aquí nadie sabe a-mar, me repito, y me miento, pero no. Quizás las formas de di-sentir sean las propias, quizás a este ruido le falte el chin chin de las copas, o quizás es que a esta distancia le falto yo. No lo sé.
Quizás es que soy idiota y, simplemente, he venido a quejarme.

domingo, 14 de mayo de 2017

La línea.

No soy de verdad, pero tampoco digo que sea mentira, quiero decir, en toda esta larga historia de desmedidas inestables en mis pestañas, hay una sonrisa falsa de postín, de las de ver, de las que dicen, estoy aquí, pero soy falsa, y vengo a fallarte a ti mismo. Ya ves.
No sé muy bien lo que quería decir cuando empecé a escribir, la verdad, y para ser del todo sincera supongo que tampoco lo sabré al final.
Esto son mis vergüenzas, bienvenidos.
Este es el ataud en el que encierro mis miedos, y el que visito a veces para dejarlos salir.
Disfruten del show, del desgaste y de la emoción.

sábado, 13 de mayo de 2017

En mi sueño.

Esta mañana solo había café para desayunar, y he soñado con un realidad paralela en la que me quedaba sola, y me he asustado.
¿A qué distancia se encuentran los sueños de la realidad? Me pregunto.
Y tu escondes la mano porque has tirado la piedra, igual que lo hice yo, mil veces, y las mismas volvería a hacerlo.
Tampoco voy a recriminar nada, en mi sueño, había fantasmas hambrientos, de esos que atacan al primer miedo, de los que pillan tus mierdas ocultas y te las devuelven en forma de monstruos que te arropan cuando te vas a dormir.
No digo que no sea real, mi sueño, mi miedo, y mucho menos mi debilidad.
Pero es cierto que me desperté llorando, porque entre tenerme y no tenerme, no había un paso muy largo.
Da igual, tampoco pretendo que me entiendas, pero puedes sonreirme, como los miedos, como los fantasmas, como en mis sueños.
Creo que necesito una copa, otro pitillo y, quizás, un abrazo.

viernes, 12 de mayo de 2017

De mis errores sin despedida.

No soy capaz de culparte aunque lo haga. Culpar de todo a la nada, imagino.
Me vi siempre en tu lugar teniendo las cosas claras y he juzgado sin querer lo inalcanzable de ese vacío que afirmas con los ojos, tienes una oscuridad extraña, una sonrisa cansada de esas que saben que ya no hay marcha atrás, que el final es ese y te arrepientes. Piensas.
Mira, no puedo decir más de la vida que lo que aprendí viendo tus manías, no puedo mentirte con un todo o una nada de errores y sacrificios en los que no creo, ni puedo sonreirte ante el final que me veo venir. Lo siento.
Siempre aposté mil palabras al segundo por ti, me crecí entre estropicios y de todos esos (d)años salen estas mentiras, quiero decir que yo nunca fui muy de creer, pero siempre ganaba tu sonrisa.
Y ahora estoy aquí, con los sentidos cansados, una sonrisa de payaso triste y un montón de mentiras para decirte, porque si, todo irá bien, pero nunca así.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Hacerme a la idea.

Anoche contaba batallas como hoy cuento lágrimas, no pretendo decir que el inicio sea un final cerrado con disposiciones al presente, pero si me dejas explicarme puedo decir que la partida ha terminado y que hemos perdido antes de definirnos.
He sentido el viento en mis mejillas, he visto la risa cansada, la desesperación en sus ojos y la metralla cargada, JODER, me he cansado hasta cansarme a mi misma, y me he mentido para ser lo que he sido y perdí.
La rabia se acumula, las ganas no ganan, y la mierda reluce, porque no puede hacer otra cosa.
Y yo, pues grito, porque las palabras me ganan.

martes, 21 de marzo de 2017

Dulce introducción al caos



Durante meses he jugado a las escondidas, como el niño que evita a la niña que le gusta, o como el enfermo que no quiere ver al médico en busca de las malas noticias, más bien.
Tus hachazos en mi espalda no han funcionado, tus falsas lágrimas ni tus mentiras, y tampoco, he de decir, mi indiferencia con el caso que nos compete y que vengo a decirte sin que me leas.
Pero asumo, eso sí, cada paso que te gano, cada calada que le saco a este cigarro, cada cerveza quemada, asumo, también, cada pérdida, cada ojo, cada rutina, y la historia de sorprenderme ante y para, y aún con todo, siendo cruel, no te asumo feliz.
No sería “esto”, es verdad, pero “esto” ha sido mío, siempre, y ya te llevo indiferencias de ventaja.

viernes, 17 de marzo de 2017

Humanos.

A veces no podemos con todo, nos golpeamos entre las mismas paredes y nos damos vuelta a nosotros mismos sin tener muy claro que somos los muros y que hemos hecho, en nuestro propio mundo, el ring de boxeo donde perdemos la calma. No podemos ni gritar, ni salir a correr, ni acogernos a una de esas caricias mediocres del "amor a medias" que se lleva ahora.
Nos creemos poetas, filósofos, politólogos, mediocres ocultando nuestra propia mierda, callando, y gastando el tiempo en esconder que somos más humanos de lo que queremos aparentar, que lloramos a solas, que gritamos a solas, que despertamos al salvaje si, pero también al tierno y mira, que nos vamos a contar?
Si cuando la mierda esta tan profunda aún podemos respirar será que aún no nos ha terminado de calar.
Cuando dejemos de ocultarnos para gemir, el mundo me gustará más.