lunes, 31 de octubre de 2016

¿Qué es un punto y final?

No tengo claro el motivo de vuelta al punto de no retorno.
No tengo claros mis miedos, mis motivos, ni la motivación que me invita, una vez más, a perderme en tus brazos, esos que nunca han sido ni serán, pero en los que me arropo porque en el peor de los casos serás un fracaso con el que tendré que lidiar una vez más y a eso, aunque duela, ya me he acostumbrado.
Quizás dude a veces, de si soy la mejor opción, de si eres el punto y aparte y de todos los punto y final que nunca fueron, y si esta vez es.
Y me culpo, muchas otras, por no ser yo, ni tu, ni lo que se nos escurre, pero es así.
Ahora que he conseguido casi olvidarte me sobra ese minusculo punto que llama mi atención fuerte.
El casi está en tu nombre.
Y yo no sé que hacer.

domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Quién eres?

No puedo siguiera plantearme un universo en el que esto ocurriera, pero soy así, no me culpes, luego me olvido, me crecen dudas e ignoro la fotografía de un futuro, no es que no me importe, es que crece la ansiedad sin medidas.
Esto es lo que hago con mi vida, en serio. Quemar el café por las mañanas, tres cucharadas de azucar en el café, al menos, la mitad por fuera. Olvidarse de la comida, de la compra, de mi misma. Un etcétera importante de descuidos y caidas, seguro que no quieres quedarte, soy un desastre, en serio.
Ni siquiera creo en mi misma, en mi lista de imposibles o en lo que puedo y no puedo.
No voy a echarte de menos porque no puedo echarme de más, no me explico, pero tengo claro el concepto, aquí dentro.
Ya no llueve, vale.
Pero luego...
Escampa solo a veces.

lunes, 20 de junio de 2016

Soy yo, que soy idiota.

Ya no llueve.
Tengo la taza de café acabado sobre la mesa, la libreta y el boli apuntando imposibles desde la punta de mi garganta.
Hace buen tiempo, si, también aquí dentro.
Y con todo, sigue faltando algo y ya no sé si eres tu o si es la ausencia de utopías en mi cama, no sé si me he vuelto loca, si tu risa se hace paisaje o si soy yo, que soy idiota y me gusta imaginar futuros imposibles en tu boca.
Total, que debería estar estudiando pero he pensado en ti y me he desconcentrado.
A los borrachos se nos da bien existir, sabes? Y a mi me hace falta otra cerveza y poner un poco de música.

martes, 3 de mayo de 2016

Iba a escribir algo, pero a mitad de camino he recordado que no siento nada y me he quedado a medias entre un suspiro y un trago.
No sé qué es lo que echo de menos pero creo que es a mi.
Y ahora mismo no sé ni que soy.

domingo, 10 de abril de 2016

No es por mi, soy yo.

No puedo hacer de tu risa un paisaje, ni puedo hacer de un desastre un nosotros con un alguien que no existe, sin embargo siempre se me dio bien imaginar imposibles en el pecho de nadie, agarrarme al intento de un extraño con mis mismas carencias que me coja de la mano a oscuras bajo las sábanas.
La soledad no es por elección propia, lo admito, me sobra la imaginación para no encontrarte, me refiero a que tengo un cúmulo de desmedidas inestables pendientes de acorralarme las mejillas.
Esta es la hora en la que abren los bares, dijo uno que debes considerarte un borracho cuando el camarero asocia tu cara a una bebida, a mi me pasa igual con las miradas.
Estoy triste y no es de nada, llevo mis no se qué más o menos al día, mis desastres son los mismos que antes y después de, mis qué no explican nada, mis dónde son conmigo y mis cuándo son un siempre.
He empezado a fumar y beber más, a despistarme con frecuencia y he vuelto a llegar tarde a los sitios en los que, por fortuna, aún alguien me espera.
La invisibilidad de un mundo de mierda habitado por animales me perjudica profundamente, el humo de los coches ya no se confunde con el de mi cigarro pero si con el de mis pensamientos que ya no son mucho más que eso.
Creo que me conformaría con verme en el espejo y encontrarme sabiendo que soy yo, esta vez, pero no.

jueves, 11 de febrero de 2016

Por(no) a-mar.

Anoche he pensado en que estaba sola y me he masturbado, dos veces, me he acogido a la nostalgia de no tenerte a mi lado agarrando fuerte mis caderas y he sentido la necesidad de darte un beso de esos que acaban con tus manos en(tre) mis piernas.
He notado la imbatible comodidad de mis manos como si fueran las tuyas agarrando mi pelo y me he creído firmemente que eras tú el que estaba erizandome los pelos mientras besabas la nuca a mis espaldas.
Me han dado un par de sacudidas y te he imaginado riendo entre mis muslos, sin parar de hacerlo, y luego me he sentido sola.
Tal vez he llorado, no me acuerdo.