Soledad por decisión
o
por
vocación
en cualquier caso
seguir callados.
He perdido la cuenta de las vueltas que doy cada noche antes de conseguir dormirme, me he callado a destiempo la mitad de las veces y he logrado resumir mi vida en bucles de mierda que me atropellan los silencios.
Eres el ojo del huracán, me llenas de calma siempre que me rompes.
Sabes que sólo puedes cambiar cuando entiendes que ya no tienes nada y lo único que queda es escalar.
El centro del terremoto está en mi, lo supe desde el momento en que tus ojos ya no me miraban así.
Supongo que la culpa siempre ha sido mía.
Siempre, siempre.
Y por eso caí,
para decirte
desde aquí
que,
lo siento,
"no supe querer de otra forma".