sábado, 4 de agosto de 2018

Morriña


Este verano no pude ir a la playa, el mar no me acarició la piel y la ausencia de agua salada entre los pliegues de mi piel se echa casi tanto de menos como algunos abrazos, es curioso, siempre he sentido el hogar como algo pasajero, ajeno a mí en ciertos momentos, fácil de encontrar en cualquier océano, en pocos ojos y en ningún desierto, creo.
¿Sabéis que hay personas que pueden hablar con los ojos? Siempre he pensado que me encantaría saber hacerlo, llenar de palabras las miradas, y bueno, como no sé hacerlo escribo, que es lo que aprendí a hacer cuando la soledad vencía un poco esta barrera.
Vale, yo venía a decir que te echo de menos, que entre continentes y océanos tengo un yo que sé que qué sé yo, que me corrompe un poco la soledad, que me hace un poco mejor y un poco más fuerte, también; pero eso, que te echo de menos, que hace frío en este invierno, y todavía falta un montón para el verano.