martes, 21 de marzo de 2017

Dulce introducción al caos



Durante meses he jugado a las escondidas, como el niño que evita a la niña que le gusta, o como el enfermo que no quiere ver al médico en busca de las malas noticias, más bien.
Tus hachazos en mi espalda no han funcionado, tus falsas lágrimas ni tus mentiras, y tampoco, he de decir, mi indiferencia con el caso que nos compete y que vengo a decirte sin que me leas.
Pero asumo, eso sí, cada paso que te gano, cada calada que le saco a este cigarro, cada cerveza quemada, asumo, también, cada pérdida, cada ojo, cada rutina, y la historia de sorprenderme ante y para, y aún con todo, siendo cruel, no te asumo feliz.
No sería “esto”, es verdad, pero “esto” ha sido mío, siempre, y ya te llevo indiferencias de ventaja.

viernes, 17 de marzo de 2017

Humanos.

A veces no podemos con todo, nos golpeamos entre las mismas paredes y nos damos vuelta a nosotros mismos sin tener muy claro que somos los muros y que hemos hecho, en nuestro propio mundo, el ring de boxeo donde perdemos la calma. No podemos ni gritar, ni salir a correr, ni acogernos a una de esas caricias mediocres del "amor a medias" que se lleva ahora.
Nos creemos poetas, filósofos, politólogos, mediocres ocultando nuestra propia mierda, callando, y gastando el tiempo en esconder que somos más humanos de lo que queremos aparentar, que lloramos a solas, que gritamos a solas, que despertamos al salvaje si, pero también al tierno y mira, que nos vamos a contar?
Si cuando la mierda esta tan profunda aún podemos respirar será que aún no nos ha terminado de calar.
Cuando dejemos de ocultarnos para gemir, el mundo me gustará más.